“Un día. Un día, quizás pronto. Un día, levaré el ancla que retiene mi navío alejado de los mares. Con el tipo de valor necesario para ser nada y dana más que nada, abandonaré todo lo que me resultaba cercano, íntimamente ligado. Lo cortaré, lo derribaré, lo romperé, lo arrojaré. De una arcada, sin sentirlo, vomitaré mi miserable pudor, mis miserables ataduras y cadenas. Una vez extirpado el mal de ser alguien, baberé otra vez del profundo manantial.” Henri Michaux