Vincent Bonnet, conocido entre los navegantes con el seudónimo de Goudis, nace el 20 de febrero 1955 (el mismo día que Joshua Slocum, pero 110 años más tarde)
Cuatro años después, sus padres dejan la Francia para ir a trabajar en Senegal: por lo tanto Goudis crece entre San Luis y Dakar, encantado por el ritmo y el calor de vivir de los Negros.
Con 13 años, es iniciado a la pesca submarina en apnea por un pescador Lebous llamado Doudou Diop. Los meros gigantes y los barracudas se vuelven su blanco favorido, mientras comienza a desertar cada vez más las aulas del cole. Siempre descalzo, con sus amigos “senegaleses blancos” vive una adolescencia feliz y salvaje, pero conoce también la vida dura y peligrosa de los pescadores, que a menudo acompaña en sus piraguas. En 1973, cuando vuelven a Francia con sus familias, Goudis y sus amigos -lejos de estar fascinados por la metrópoli- sólo sueñan con irse de nuevo, lo más pronto posible, con un barco, para llevar una vida libre en paraísos tropicales tales como la península dónde se habían criado.
Comienzan con juntarse en el puerto de Antibes, dónde trabajan en yates de lujo para conseguir el dinero necesario, hasta que logran comprar un velero áurico construido en 1910, que llaman Doudou Diop. El 29 de octubre de 1976, después de 10 meses de trabajos para reparar el viejo barquito, aparejan para la gran salida, con 40 dólares en la caja de a bordo, algunas botellas de vino en el pañol y el agua salada siempre en las sentinas… Es el principio de un viaje en el que la banda de amigos alcanzará primero el Sénégal de su enfancia, y luego las islas de Cabo Verde, Fernando de Noroñha, Salvador de Bahia, Recife, la Guyana y las Antillas.
En 1979, durante una escala en Venezuela, Goudis encuentra en un viejo cutter abandonado: se trata de un barco cuyos proprietarios habían muerto en un accidente, y sin embargo las autoridades locales se habían negado a devolvérselo a los herederos. El velero ya había sido saqueado por los pescadores, y pronto la cadena oxidada de su fondeo se partiría. Sin embargo Goudis está dispuesto a embarcarse en una aventura en solitario: en plena noche se despide de sus amigos, alcanza a nado su nuevo barco, y se hace a la mar, rumbo hacia San Martin.
El velero es rebautizado Julio Grande, el nombre de otro grande apneista conocido en Brasil. Una vez falsificados los papeles y chapuceado un pabellón con la cara de Mikey Mouse, llega – con mucha suerte y también gracias a el encanto de su amiga de la época- a pasar el estrecho de Panamá sin demasiados lios, y comenzar su ruta de ” sin papeles ” del Pacífico.
En junio 1981, fondeado en el lagoon de Suvarof, un violento temporal lleva Julio Grande a destruirse contra el coral (al igual que otros 4 veleros). Goudis y su compañera Nadine, embarazada, serán acompañados a las islas Fidji con un velero de amigos, donde Nadine decide parir sin asistencia en el medio de la selva. El niño se llama Romano, en honor al jefe del pueblo vecino. Algunos meses más tarde, los tres vuelven a embarcarse, rumbo a Nueva Zelanda, sobre otro velero de amigos.
À Wangareï, en 1982, Goudis llega a comprar un yawl de 18m, construido casi 100 años antes (en 1891) y por aquel entonces reducido en estado lamentable: Amulet ‘ será el velero de su vida, a bordo del cual Goudis vivirá durante casi 20 años. Una vez arreglado, la familia se hace a la mar. En 1984, sola a bordo de Amulet ‘ durante una escala en Australia, Nadine da a la luz su segundo bebé: Elvis. Mientras tanto Goudis se busca la vida vendiendo sus “scrimshaws” – grabados sobre dientes de cachalote-
En 1987 reconstruye Amulet ‘ en una playa flipina con la ayuda de los locales. Al haberse ido Nadine con ambos niños, Goudis continúa hacia al oeste para 10 años de aventuras en mar de China…
En 1991 toma un avión para pasar algunos meses en París, donde publica su primera novela autobiografica, Azul Salvaje. Es en aquella época Goudis conoce a Bernard Moitessier, que formaba parte del jurado que votaba por Azul Salvaje al premio del mar a La Rochelle. Moitessier aprecia tanto el libro, que un amistad inmediata nace entre los dos marineros (antes de morir Bernard le pedirá a Goudis de ocuparse de las ilustraciones de su manual “voile, mers lointaines, îles et lagons”)
De vuelta con Amulet’ a Singapore, Goudis se enamora de June, una chica de Singapore con la que se casa y tiene una hija: Vanoha. En 1992 se encuentra a Phuket, otra vez solo. En 1997 publica su segunda novela, Capitan Vagabondo, en el cual relata sus peripecias en los 7 mares de Asia (piratas, aduaneros, armas, drogas, tesoros y bellezas exóticas son los ingredientes principales…) Pero en el año 2000 el aventurero vive otro cambio de borde: Vanoha se queda a Singapore con su madre, y Amulet’ es vendido a un descendiente de La Péruse. Es con Goudrome, sloop en polyester de 11m confiado a Goudis por un amigo, que en enero de 2001 reparte para cerrar finalmente su vuelta al mundo, comenzada 25 años antes. En esta última ruta (que contará en el libro “Feliz quien, como Goudis”) es acompañado por su nuevo amor, Yuko, una japonés 23 años más joven que él.
Una vez en Francia, Goudis y Yuko compran una ruina en un pequeño pueblo del Aude, y con la ayuda de Romano y Elvis (compañeros-carpinteros los 2) edifican su propia casa, de madera. Durante 10 años viven allí felices, dedicándose al pequeño comercio de artesanía, y Goudis abre hasta una tienda de de tatuajes…
Resulta que su casa no está lejos de Gruissan, y después de haber leído uno de sus libros (del que Gerôme del Petit Prínce nos había hablado durante la primera temporada de trabajos a L’Alliance) no pude resistirme a la curiosidad: me puse en contacto con él y fui a verlo. Pasamos una tarde genial en su casa, donde había preparado una cena bien acompañada de saké y de buen vino… ¡ Al día siguiente por la mañana Goudis hasta pasó un buen rato bajo mi coche para ayudarme a repararlo!
Las últimas novedades: Yuko acaba de volver a Japón para siempre, la tienda de tatuajes ya no existe más, y Goudis está acabando la tercera casa que construyó en los últimos años: ahora que no tiene más lazos a tierra, su plan es simple: vender/alquilar sus hermosas casitas y comprar un barco para lanzarse otra vez a la ventura! ¿Cuánto tiempo le va a tomar? Conociéndolo, apuesto que va hacerse a la mar antes de nosotros, pero si a caso estuviera todavía por ahí el día de nuestra (re)botadura, es Goudis quien lanzará contra el casco de L’Aliance la botella de Champagne!
PS: podeis ver online dos documentales de los años ochenta sobre Goudis, en nuestro post “Visite chez Goudis“